Es importante reconocer en el pensamiento del Papa Francisco la dimensión social de su discurso y de sus ideas, especialmente en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, en las cual se hacen reflexiones sobre la dimensión social de la evangelización concentradas en dos secciones: la primera en el capítulo segundo, sobre “la crisis del compromiso comunitario”, el Papa hace, en su primera parte (50-75), un análisis de la situación social-cultural y eclesial actual; y en segundo lugar, en el capítulo cuarto, el cual, está dedicado a “la dimensión social de la evangelización” (176-257).
Por lo
cual, es evidente el deseo del Papa por descubrir el camino de sus reflexiones
leyendo y analizando la realidad social, teniendo presente el binomio fe y
vida, contemplando lo social y la experiencia de la sociedad en concordancia
con la experiencia espiritual de los individuos. Lo anterior, pone en
evidencia, que no podemos realizarnos ni salvarnos solos. “Desde el corazón del
Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y
promoción humana”. (E.G. 178)
Para
el Papa la dimensión social y la promoción humana son algo esencial a la
evangelización. La razón es que el bien que recibimos en el encuentro con Dios
y con Cristo nos saca de nuestra auto-referencialidad y conciencia aislada y
nos hace buscar el bien del otro. Con esto, se podrá encontrar en la misma
exhortación apostólica, que el mismo Kerygma cristiano es básicamente social (E.G.
177)
Cabe
resaltar, que el tema de los pobres, tal como el evangelio los presenta, como
los preferidos o los privilegiados en la construcción del Reino, el Papa,
también reconoce la necesidad de responderle al mundo con un compromiso ético a
través de la misericordia hacia los más pobres. (E.G. 252).
Pero a
un nivel aún más hondo habría que señalar el colocar a los pobres como centro
de las preocupaciones y del discurso de la Iglesia. El Papa afirma
explícitamente que los pobres son una auténtica categoría teológica (E.G. 198)
y que ellos marcan la urgencia pastoral del Iglesia, afirmando y subrayando que
esta categoría de los pobres en su visión de la fe, no puede ser oscurecida en
su importancia por ninguna hermenéutica eclesial. (E.G. 194)
Sin
embargo, es importante resaltar cómo entiende el Papa Francisco la opción por
los pobres: no sólo en puro activismo, sino, éste consiste en una atención
amante y una valoración personal a cada uno de ellos (E.G. 199), manteniendo
preocupación por los individuos y recociéndolos como sujetos visibles e
importantes dentro de la sociedad, y, por ello, también, en una atención especial
a sus necesidades espirituales (E.G. 200)
Sin
lugar a duda, la propuesta de Jesús no es sólo una relación personal con él
sino que su propuesta consiste en el Reino de Dios, Reino que tiene
implicaciones a nivel de la sociedad (E.G. 180), propuesta y misión que todos
los cristianos en el seguimiento a la persona de Jesús estamos llamados a
seguir.
Cabe
resaltar, que el pensamiento social del Papa Francisco, está sustentando en la
experiencia de reconocer una sociedad con constantes cambios especialmente en
sus motivaciones y en sus prioridades. Más aún, afirma que este cambio de época
se ha generado por los enormes saltos cualitativos, cuantitativos, acelerados y
acumulativos que se dan en el desarrollo científico, en las innovaciones
tecnológicas y en sus veloces aplicaciones en distintos campos de la naturaleza
y de la vida. Estamos en la era del conocimiento y la información, fuente de
nuevas formas de un poder muchas veces anónimo. (E.G. 52)
También,
se coloca en evidencia el dinamismo de la sociedad en relación con la búsqueda
insaciable de competir y ganar, en la oportunidad de demostrar la fuerza y el
poder, en permanecer dentro del juego de la competitividad y de la ley del más
fuerte, donde el poderoso se come al más débil. (E.G. 54)
Más
aún, se afirmará que los mecanismos de la economía actual promueven una
exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a
la inequidad es doblemente dañino del tejido social. Así la inequidad genera
tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni
resolverán jamás. (E.G. 60).
En
esta necesaria experiencia social para la vida del cristiano, se propone que la
respuesta de amor a Dios que se da en el prójimo, especialmente en quien más lo
necesita, tampoco se debería entender como una mera suma de pequeños gestos
personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría
constituir en palabras del Papa, en una « caridad a la carta », en una serie de
acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. (E.G. 180).
Por lo
cual, la propuesta es el Reino de Dios se trata de amar a Dios que reina en el mundo (E.G. 180). En la medida en
que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad,
de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la
experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales.
Por
consiguiente, nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad
secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional,
(E.G. 183), por lo cual, la religión y la iglesia están llamados a influir
significativamente en la experiencia social del mundo, en las relaciones que se
establecen a partir de éste, manteniendo una preocupación constante por la
salud de las instituciones de la sociedad civil, opinando y haciendo notar su
posición evangélica en relación a los acontecimientos que afectan a los ciudadanos.
Sin
lugar a dudas, es determinante la experiencia cristiana y kerigmática del
anuncio del Reino de Dios en la lucha y el debate constante sobre la inclusión
social de los pobres de los más necesitados, a la par con la experiencia de la
paz y el diálogo social en todas las dimensiones y en cada uno de los ámbitos
de la sociedad, haciendo visible la presencia de Dios, especialmente en los
otros.
Excelente artículo, ya que no hay mucho material al respecto, y el pensamiento social del Papa Francisco es extenso, pues cada vez que habla nos da un lección de Doctrina Social de la Iglesia
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